Uno de los pilares del tratamiento de la Fibrosis Quística es el ejercicio físico, siendo este una herramienta que permite la recuperación o la mejora de la condición física de las personas, adaptándose a su estado de salud.
Ejercicio Físico
Programa personalizado
En la actualidad, numerosos estudios científicos han demostrado que el ejercicio físico y el deporte, mediante un programa individualizado, supervisado y adaptado a las necesidades integrales e individualidades de cada persona con FQ, en sus dimensiones fisiológica, psicológica y social, va a mejorar significativamente su calidad de vida.
La individualización se consigue mediante la
adaptación de la estructura del programa:
La importancia del deporte
El mantener un buen estado físico es importante por varias razones en las personas con FQ. Una buena resistencia, buena fuerza muscular y movilidad, así como la conciencia del propio cuerpo, influencian la calidad de vida, la sensibilidad a las infecciones, la capacidad de hacer frente a las infecciones y el nivel de actividad en el tiempo libre.
¿Cómo es un buen
programa de
ejercicio físico?
Debe incluir ejercicios para el entrenamiento de la resistencia y la fuerza muscular y la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación. Así como actividades cardiovasculares.
Profesional a cargo
María de los Ángeles González
Nuestra Educadora Físico-Deportiva es la encargada de todo lo relacionado con el ejercicio físico.
Trabajando de manera multidisciplinar con los programas de Fisioterapia y Apoyo psicológico, su función se centra en proporcionar todo tipo de información a personas con FQ y sus familiares y aconsejarles para individualizar el programa de la forma más adecuada a cada caso.
Actividades a desarrollar
Entrenamiento físico de forma individual con visitas domiciliarios de las personas con FQ, de manera que el programa sea completamente personalizado.
Actividades en exterior
En algunos casos, tomando las precauciones adecuadas de proximidad, higiene y seguridad, se pueden realizar actividades en exteriores, de forma conjunta para favorecer la socialización de los usuarios con el resto de las personas de la asociación.
También se llevan a cabo actividades paralelas para el fomento del estilo de vida saludable y la práctica de ejercicio físico, tales como rutas de senderismo y participación o colaboración en competiciones entre otras.
Metodología a utilizar
El ejercicio físico debe ser algo habitual en la rutina diaria. No debe ser estresante, ni agotador y ha de adaptarse a las motivaciones e intereses de cada participante, para inculcar en el sujeto una serie de hábitos de vida saludable.
La finalidad es alcanzar la práctica de ejercicio físico de forma regular y asegurar una adherencia al programa para su realización estable en el tiempo, que es la clave para conseguir los efectos positivos tanto a medio como a largo plazo.
La actividad física se moldeará a las necesidades de cada persona.
Al inicio, y periódicamente, se realizará una evaluación individual a todos los sujetos pertenecientes al programa. Con ello conocemos los niveles de partida y la evolución. Con esos datos se realizan readaptaciones y estudios sobre su efectividad.
Es difícil describir la estructura exacta del programa, al ser individual y haber tanta variabilidad entre las personas con FQ.
En función de las características individuales, el ejercicio físico se organizará diariamente de manera diferente, manejando las variables de la estructura del programa.
El control de los parámetros biológicos durante las sesiones se realizará mediante: pulsómetro, pulsioxímetro, escala de percepción de esfuerzo de Borg, test de fatiga…
Por todo ello, un programa individualizado, supervisado y adaptado de ejercicio físico y deporte, con el seguimiento constante de la educadora físico deportiva y su coordinación permanente con el resto del equipo multidisciplinar que trata a la persona con FQ, se convierte en un pilar fundamental y necesario dentro del tratamiento multidisciplinar para la mejora de su calidad de vida y salud.